¿En qué pienso antes de correr? ¿cómo se afronta una competición?, ¿qué pasa por la mente de un atleta, al menos la mía, las horas previas a una competición en la que el objetivo es mejorar una marca, ganar una Campeonato de España, clasificarte para unos Juegos Olímpicos incluso luchar por una medalla en un Campeonato de Europa.
Quizá la respuesta sorprenda a más de uno, aunque espero reflejar que los atletas somos personas y no máquinas de correr. Supongo que lo que un aficionado espera oír y lo que yo misma esperaría contar es que en los momentos previos “me comería el mundo”.
Valor, coraje, sufrimiento, concentración… son sin duda emociones y pensamientos que tengo a lo largo de las mayoría de días durante los entrenamientos incluso en la mayoría de competiciones en las que no me juego un título, una marca o una clasificación. Pero cuando sí que está en juego, según se va acercando la hora de la competición, empiezo a sentir algo más que nervios… y es angustia. La sensación de que no quiero correr, quiero escapar de allí y estar tranquilamente en mi casa con mi familia o amigos y ser una persona normal. Quisiera cerrar los ojos y que pasara el tiempo rápidamente hasta el momento de cruzar la meta.
Pensamientos cómo ¿qué hago yo aquí? o ¡cuánto voy a tener que sufrir hoy!, ¿seré capaz?… me quitan las pocas ganas que tengo de correr. Las piernas me tiemblan, el aire no lo respiro igual. Realmente paso miedo de no ser capaz de sufrir, o bloquearme durante la competición, más aún al paso de los obstáculos o de afrontar con indecisión las rías
A veces te consuela saber que tu compañero está sintiendo lo mismo. Nos sentimos como animales que van al matadero o antiguos romanos que salen al circo de los leones. Esta angustia por la incertidumbre del futuro inmediato te hace pasar un momento realmente malo.
Creo que muchos atletas se verán identificados. Pero ¿es necesario tanto sufrimiento antes de una competición? Aunque me gustaría no pasar por ello, para mí la respuesta es sí. Siempre pienso que al fin y al cabo somos animales que salen a cazar y se juegan la vida en ello. Este instinto animal que también tenemos los humanos hace generar la adrenalina y en el momento que suena el disparo de salida se desencadena una fuerza y energía superior a la que tendríamos sin todos estos nervios precompetitivos y que es lo que diferencia de un entrenamiento.
¿Qué tengo que hacer antes de correr?
Por suerte, para mí no es todo negativo. A pesar de todo, siempre intento mantenerme concentrada en mi objetivo. Cuando estoy en la alta competición, siempre me motivo por el simple hecho de estar allí. Me siento también afortunada. Y cuando empiezo a correr, todo cambia. Realmente disfruto compitiendo, me siento fuerte y con mucha energía. Hay mucho menos sufrimiento que en los entrenamientos. La percepción visual de lo que me rodea aumenta, casi no oigo, solo escucho mi cuerpo. Apenas pienso sino que me muevo por instintos. Cuando cruzo la línea de meta, no recuerdo bien cada momento, me parece que todo ha sido un sueño. Entonces el dolor se extiende y apenas puedo andar. Pero siento la gran satisfacción de haberlo conseguido. Una felicidad tan pura y profunda que me hace en pensar en el siguiente desafío.
A veces es impensable poder hacer tu mejor marca con todo este revuelo de sentimientos y pensamientos. Pero nunca hay que olvidar que para eso entreno todos los días. Me entreno en cuerpo y alma para que el día de la competición o mejor dicho, para que en el momento que den la salida todo fluya en la dirección deseada y haga lo que mejor sé hacer: CORRER
Diana Martín, atleta Olímpica y entrenadora de la Escuela del corredor Desafío Running Móstoles (entrenamientos online y presenciales)